Vivimos en un mundo obsesionado con los resultados y tendemos a poner demasiado énfasis a dar en el blanco. Si, en cambio, ponemos esa intensidad y ese foco en el proceso (cómo ponemos los pies, cómo sostenemos el arco, cómo cargamos el arco y cómo respiramos cuando soltamos la flecha) entonces dar en el blanco será simplemente un efecto secundario.
«Después de ganar la batalla, ajusta tu escudo.»
Dicho de otro modo, la batalla no termina cuando ganas. Lsa batalla solo termina cuando pierdes tu sentido de compromiso y cuando dejas de prestar atención. Esto también es zanshin: la acción de vivir en estado de alerta aunque el objetivo ya se haya logrado.
«Habría que encarar todas las actividades y situaciones con la misma sinceridad, la misma intensidad y la misma atención que uno pone cuando va a tirar al blanco» , dice Kenneth Kushner, en One Arrow, One Life.
La clave está en no preocuparse por dar en el blanco. La clave está en enamorarse del aburrimiento de hacer el trabajo y abrazar con entusiasmo cada paso del proceso. El objetivo es tomar ese momento de zanshin, Ese momento de total conciencia y foco y llevarlo con nosotros a cualquier parte de la vida.
No es el objetivo lo que importa. No es la línea de llegada lo que importa. Lo que importa es la forma en que encaramos el objetivo. Todo está en la forma en que apuntamos.
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