Pocas situaciones en el mundo resaltan la importancia del liderazgo como lo ocurrido con el el Brexit en el Reino Unido. Luego de una campaña feroz y dividida, los británicos eligieron (con paridad pero con certeza), dejar la Unión Europea. El resultado del Brexit: impacto y devastación en las bolsas a nivel mundial con la preocupación de que surja una nueva era de Nacionalismo y Xenofobia, (los componentes principales del “Leave”) que conduzca a protestas y revueltas generalizadas.
En mi opinión, el Brexit, brinda una fascinante posibilidad de análisis acerca de los líderes y su accionar ante el fracaso.
Escribí sobre este tema en publicaciones previas; sea sobre “Líderes que renuncian por falta de rendimiento de sus empresas” o “Cuando los líderes se dan cuenta de que deben apartarse porque se necesita otro tipo de conducción”; pero, con el Brexit, emergió la temática del liderazgo.
Comenzando por el futuro “Ex Primer Ministro”, David Cameron: el líder del Partido Conservador fue señalado por apoyar y luego perder el referéndum, lo que provocó que muchos miembros de su gabinete lo abandonaran para favorecer a la oposición con el “Leave”. El resultado: (previsible, por cierto) renunció apenas se supo la decisión de los electores de salir de la UE. En su anuncio subrayó la necesidad de que el país tuviera un nuevo liderazgo. Su reacción sería típica en cualquier líder: cuando falla, renuncia. Pero ¿Es esa la medida indicada en este caso? Hay altas probabilidades de que, al renunciar, Cameron convierta una situación difícil en algo aún peor.
Es un período delicado para Gran Bretaña. Emociones a flor de piel; el resentimiento y la hostilidad están a la orden del día. Este es un momento en el que, más que nunca, se necesita liderazgo firme y constante para apaciguar los ánimos y preservar la estabilidad.
Con su renuncia, Cameron dejó al Reino Unido en una posición más que complicada. La necesidad de liderazgo es urgente. Quartz.com publicó al respecto: “Si, como algunos expertos especulan, todavía hay tiempo de detener el Brexit, requerirá de un extraordinario liderazgo apaciguar a los electores pro – Leave, que se sentirán engañados. Y si continúa y aplica el referéndum, también será necesario un gran liderazgo para conducir la economía a través del impacto, negociar nuevos acuerdos de comercio con un Reino Unido implacable”. Sea cual fuere el próximo paso, sólo podrá darse con firmeza en el liderazgo.
Sorpendentemente, Cameron no fue el único líder del Reino Unido en renunciar ante la adversidad. Apenas unos días después de que Gran Bretaña decidiera salir de la Unión Europea, Roy Hodgson, entrenador de la selección inglesa de fútbol, renunció después de que su equipo quedara eliminado de la Copa UEFA, tras su derrota ante Islandia. Se lo considera uno de los trastornos más grandes en la historia de ese torneo.
“Me hubiera encantado quedarme dos años más”, dijo Hodgson y siguió: “Sin embargo, soy práctico y sé que en este tipo de negocio, sólo importan los resultados. Mi contrato era en Euros; por lo que, ahora quizás sea tiempo de que alguien más supervise el progreso de este joven y talentoso equipo”. Creo que, en su caso, se trata de un líder al que le exigieron un altísimo rendimiento. Previo a la copa UEFA, los resultados ya eran desastrosos. Por mucho que se esforzara, no iba a poder alcanzar los objetivos impuestos. En este marco, su renuncia era la decisión correcta. Conocía las expectativas de sus superiores y sabía lo que estaba en juego en este torneo. Aunque era (y aún es) un entrenador respetado, esta vez no pudo cumplir con las expectativas.
Las renuncias no terminan con Cameron y Hodgson: Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia del R.U, y quien llevó adelante la campaña pro- Leave (pro separación), también dimitó a su cargo. Cumplirá los dos años de mandato que le quedan como miembro del Parlamento Europeo. Al respecto sólo comentó: “Luego de una ardua campaña, quiero tiempo para mí. Ya cumplí con mi parte”.
Considero que la renuncia de Farage es, cuando menos, negligente. Irse cuando Gran Bretaña apenas intenta reponerse del Brexit, es casi como admitir que teme quedarse para afrontar las consecuencias dejar la U.E. y esa no es precisamente lo que define a un líder.
Enfrentar adversidades y fracasos es el oficio de un buen líder. Como también los es mantenerse firme en su puesto cuando la situación se torna difícil. Si no se está dispuesto a sobrellevar contratiempos, entonces no debería siquiera pensar en liderar.
En el GutCheck de esta semana preguntamos: ¿Tienes el coraje para liderar luego de un fracaso?
Fuente: Vince Molinaro – Global Managing Director, Líder de Estrategias para Lee Hecht Harrison.
Conozca el programa de Desarrollo de Liderazgo, dirigido a líderes, futuros líderes y colaboradores, haciendo click aquí.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.