La comunicación es fundamental en nuestra vida diaria. Sin embargo, en su Era, cada vez más gente tiene problemas de comunicación. Más no siempre significa mejor. Tener fallas en el manejo de la comunicación genera que la atención se disperse y puede causar que uno tome decisiones erradas, no sepa delegar o motivar un equipo de trabajo; o falle al presentar planes de negocios.Los problemas de comunicación más comunes son:
- La falta de atención
- Falta de información
- Falta de diálogo (monólogo o imponerse frente a otros)
Si uno no logra hacer llegar el mensaje a su audiencia, si uno no entiende y no dedica tiempo a decodificar e interpretar, lo que se pierde es mucho más valioso que el tiempo.
Saber escuchar
Escuchar es más que oír; es oír más interpretar. Es una habilidad preciada y también se entrena. Es sumamente importante que un líder sepa comunicarse con los empleados. Se genera un vínculo y un feedback y, por ende, mejor productividad y confort en el ambiente laboral. Escuchar requiere disciplina, concentración y memoria para realmente comprender lo que el otro expresa. Los líderes que desarrollan escucha activa corren con ventaja competitiva.
Aquí damos algunos consejos para practicar la escucha activa:
- Mantener contacto visual
- Evitar hablar por encima o dar respuestas automáticas sin escuchar el mensaje completo (dejar que el otro termine lo que quiere expresar).
- Parafrasear lo que el otro dijo para reafirmarlo, dar respuestas abiertas, sinceras y directas.
- Saber escuchar puede ayudar a que uno detecte problemas a tiempo, aumente su productividad, evite malentendidos.
- En cuanto a la conducción de equipos, sirve para motivar (cuando uno es escuchado se siente valorado), ello a su vez permite entender al otro y en esa comprensión se llega al desarrollo de habilidades y potencial.
- Saber escuchar suma creatividad e innovación: uno se predispone a aceptar nuevas ideas.
Como conclusión, ser buen oyente siempre es un beneficio. Saber escuchar ayuda a comprender y a incorporar nuevas ideas; ayuda a conocer al otro y su entorno. Escuchar educa, forja carácter y habilita a tomar decisiones coherentes. Y todo ello, tanto en la vida cotidiana como en el ámbito laboral, son los ingredientes que forman a un gran líder.
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