En nuestra labor diaria hay que cuidar que lo cotidiano no se vuelva rutina, porque esto nos achica la franja de la creatividad. También proteger la inteligencia emocional en el trabajo teniendo presente que somos personas y que los equipos también están formados por personas, con sus empatías, sus desagrados, sus metas y sus esperanzas.
Annie McKee, “How to Free Your Innate Creativity”, propone tres formas de desbloqueo del potencial creativo en el trabajo:
1) Romper sus hábitos más destructivos que acaban con la concentración, como pasar gran parte del día (o del fin de semana) revisando el correo electrónico o cediendo a distracciones persistentes
2) La otra cosa a trabajar es manejar el estrés que generan sus deficiencias y fracasos.
3) Concentrarse en lo que lo hace feliz en el trabajo
La frase de Edward De Bono es perfecta como definición: “La creatividad y la simplificación de complementan enormemente. Es preciso hallar nuevas formas alternativas de hacer las cosas. Este pensamiento de diseño exige creatividad”.
Resta lo más importante, animarnos a vivir creativamente.
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