Los programas de desarrollo y acompañamiento ejecutivo podrían ser la clave para un lugar de trabajo más feliz, saludable y seguro. En este artículo exploramos cómo pueden transformar las empresas.
A primera vista, la relación entre el desarrollo de los líderes y el bienestar en el trabajo puede no parecer tan obvia. La mayoría de los profesionales de recursos humanos están bien familiarizados con los beneficios de los de los programas de desarrollo, desde la alta dirección hasta los gerentes de primera línea. Este tipo de programas puede hacer que tus líderes sean más efectivos y productivos, aumentar los niveles de compromiso y producir mejores resultados generales. Sin embargo, cuando la discusión se centra en el bienestar mental y físico de los empleados, rara vez se mencionan los procesos de acompañamiento y desarrollo ejecutivo.
Las mejores prácticas de bienestar suelen centrarse en lo que los empleados pueden hacer para mantener su salud física y mental. Si buscas en los blogs, encontrarás todo tipo de sugerencias sobre estrategias para mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, comer de manera saludable, hacer más ejercicio y dormir más. Las organizaciones intentan prestar atención a mejorar los beneficios para los empleados y ofrecer asesoramiento sobre la salud física y mental en general.
Sin embargo, se presta poca atención a las causas profundas de un lugar de trabajo inseguro o poco saludable. Si las organizaciones se tomaran el tiempo para analizar esas causas, probablemente descubrirían que el liderazgo tóxico es una de las principales razones por las cuales las personas no están saludables.
Tanto en encuestas a empleados como en investigaciones académicas detalladas, se ha establecido claramente que la cultura de liderazgo puede hacer o deshacer el bienestar en el lugar de trabajo. Un buen líder, competente e inteligente emocionalmente, puede hacer que los empleados sean más productivos, comprometidos y leales a sus empleadores.
Un mal líder o un líder tóxico hace que los empleados sean menos productivos, menos comprometidos y más propensos a buscar otro trabajo en otra organización. Además, puede afectar su bienestar físico y mental. Los líderes tóxicos pueden estar vinculados a todo, desde presión arterial alta hasta una mayor presencia de problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima.
¿Qué entendemos por “tóxico”?
Los psicólogos laborales han identificado una lista de cualidades que describen a un líder tóxico: falta de compasión y empatía; narcisismo y preocupación solo por su propio éxito; poca capacidad para escuchar a las personas que lideran; y una tendencia a usar el enojo y el lenguaje abusivo para hacerse entender. Los líderes tóxicos no siempre son acosadores; algunos pueden atormentar a los empleados simplemente ignorándolos y prestando más atención a otros.Aunque este tipo de comportamiento ya es una amenaza para la salud mental y el bienestar, también puede provocar que los empleados se traten entre ellos de la misma manera.Si bien es una condición compleja, el liderazgo tóxico es, en muchos casos, el resultado de una capacitación y desarrollo deficientes o insuficientes. Por supuesto, siempre habrá líderes que ignoren los consejos sobre cómo crear un lugar de trabajo psicológicamente seguro. Pero con demasiada frecuencia, el desarrollo estándar —impartido de manera inconsistente o esporádica— no puede corregir el comportamiento tóxico.
¿Cómo pueden los procesos de acompañamiento y desarrollo ejecutivo construir una cultura de liderazgo que cree un lugar de trabajo más seguro y saludable?
Hay cuatro beneficios clave, únicos de los procesos de desarrollo ejecutivo, que abordan directamente el liderazgo tóxico:
1) Los procesos de desarrollo ejecutivo ayudan a alinear a los líderes con la cultura de liderazgo.
Incluso en organizaciones con grandes metas para su cultura de liderazgo, el liderazgo tóxico puede prosperar porque nadie confronta directamente ese comportamiento. Las evaluaciones de desempeño a menudo se centran solo en los resultados finales, sin tener en cuenta cómo los líderes obtuvieron esos resultados. Los procesos de desarrollo ejecutivo puede garantizar que el comportamiento de liderazgo esté alineado con la cultura organizacional y que los líderes sean responsables de su conducta.
2) Los procesos de desarrollo ejecutivo ayudan a los líderes tóxicos a ver cómo los ven los demás.
Aunque son individuos, muchos líderes tóxicos comparten el mismo punto ciego: no pueden ver cómo su comportamiento afecta a las personas que lideran. Esta falta de autoconciencia puede ser particularmente peligrosa si los líderes, a pesar de su mal comportamiento, están generando algunos resultados positivos para la empresa. Un proceso de desarrollo ejecutivo puede ayudar a los líderes tóxicos a enfrentar la realidad de su comportamiento y el impacto que tiene en los demás.
3) Los procesos de desarrollo ejecutivo permiten que los líderes aprendan y practiquen habilidades blandas que desactivan tendencias tóxicas.
Con demasiada frecuencia, los nuevos líderes son “lanzados a la piscina” sin mucha oportunidad para aprender e implementar buenas prácticas. Los procesos de desarrollo ejecutivo y acompañamiento, ayudan a los líderes a aprender habilidades blandas como la escucha, la empatía y la compasión. Además, crean una oportunidad para practicar y modelar esos comportamientos hasta que se conviertan en hábitos automáticos. Esto permite que las nuevas habilidades y mentalidades se integren más plenamente en el estilo y el tono de un líder.
4) El desarrollo ejecutivo ayuda a los líderes en dificultades a “desaprender” malas prácticas adquiridas en el camino.
No se puede evitar adquirir comportamientos y mentalidades a lo largo de la vida profesional al ser liderados por otros. Sin embargo, muchas veces, los hábitos y rasgos que se adquieren son bastante negativos e incluso destructivos. Los programas de desarrollo ejecutivo no solo ayudan a los líderes a tomar el enfoque más constructivo para liderar personas, sino que también crean una oportunidad para “desaprender” malos hábitos adquiridos en el pasado.
Independientemente del tipo o tamaño de la organización, todas las empresas quieren que sus empleados estén seguros y saludables en el trabajo. En la mayoría de los casos, tus líderes serán la diferencia entre un lugar de trabajo fundamentalmente inseguro y uno acogedor, productivo y gratificante. En aquellos casos en los que se ha permitido que los líderes tóxicos operen libremente en tu organización, los programas de desarrollo ejecutivo serán una parte crucial de la solución.
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