Siempre valiosos y buscados por su características distintivas, los ejecutivos que trabajan en las casas matrices cuentan sus experiencias y desafíos.
Cuando Andrés Graziosi llegó a los headquarters de Novartis, en Basilea (Suiza), donde se desempeñó entre 2007 y 2009 como parte del Global Marketing Team, detectó que la oficina tenía prácticamente la misma cantidad de empleados que habitantes en su pueblo natal. Oriundo de Capitán Sarmiento, a unos 140 kilómetros de Buenos Aires, el ejecutivo que hoy es head of Pharma para América latina y Canadá (la región LACan) de Novartis se encontró con un mundo particular y diferente a todo lo que había vivido en su carrera profesional. Allí, desarrolló y aplicó nuevas estrategias para tratamientos oftalmológicos. “Cuando estaba en la Argentina me tocó viajar a casa matriz y reunirme con el CEO global. En la charla, me hizo ver que para crecer tenía que salir del país y ahí lo empecé a pensar”, recuerda.
El ejecutivo, que fue número uno de Novartis Argentina, se graduó de Contador Público y tiene un MBA del Eseade. Fue senior manager en PwC, donde trabajó 10 años, hasta su desembarco en Novartis en 2003, como gerente de Finanzas en la Argentina. Tras vivir dos años en Suiza y trabajando en casa matriz, estuvo a cargo del área comercial para América latina, con base en Miami, y lideró Novartis Argentina desde 2011. En 2014 fue designado responsable del negocio farmacéutico en Rusia, antes de ocupar su posición actual. Hoy, maneja un negocio de US$ 2000 millones en ventas, más de 3000 empleados y reporta a Paul Hudson, CEO de la firma farmacéutica. Basado en la oficina de Miami, tiene responsabilidad sobre la estrategia, operaciones y ventas de productos y especialidades de Novartis Pharmaceuticals en los países latinoamericanos y Canadá.
En todo el recorrido –cuenta el ejecutivo– el pilar fue su familia. Para la primera expatriación, su mujer emprendedora vendió su empresa y se mudó junto con sus tres hijos (uno de ellos, recién nacido). “Tomamos la decisión después de mucho análisis. Hicimos un acuerdo: si la situación no va bien, nos volvemos”, destaca. Y añade: “Si le preguntás a mis hijos, les encantó vivir en Rusia. Es el destino al que quieren volver siempre”, cuenta.
Es que los ejecutivos expatriados tienen mucho apoyo de su familia. Y lo valoran. El hecho de trabajar en un ambiente y contexto multicultural -como suelen tener los headquarters- los forma con una mentalidad global y una gimnasia para los cambios que los revaloriza dentro de la organización. De hecho, la tolerancia a los cambios fue uno de los puntos clave que llevó a José Luis Arozamena, VP de IT OSS and Global Programs de Level 3 Communications, a su posición con responsabilidad mundial. El ejecutivo comenzó en la compañía como analista y creció hasta ocupar un cargo regional y, luego, global. Graduado de Ingeniería Industrial del ITBA, ingresó a la empresa cuando era Impsat, que fue adquirida por Global Crossing, y luego Global Crossing fue comprada por Level 3 Communications. “El haber transitado integraciones, cambios y joint ventures entre compañías fue un plus en mi carrera”, define. Recuerda el día que le contaron su nueva asignación que lo llevaría a vivir en Colorado, Estados Unidos, en un barrio alejado cerca de las montañas, con su mujer y sus cuatro hijos (de 15, mellizos de 10 y seis años). Junto al desafío de aprender el idioma, se enamoró de la ciudad. “Fue un shock en todo sentido: lo más importante fue entender que estaba llegando a donde me había propuesto. En mi plan de carrera está poder ser líder de una compañía global de IT”, destaca.
A la hora del management, los ejecutivos aseguran que es un desafío entender lo específico de cada cultura y adaptar el approach. Por caso, Facundo Etchebehere, director Global de Asuntos Públicos de Danone, vive en París desde 2016 y dice que la cultura “lo incorporó a él” en un oficina que es muy internacional. “Desde la Argentina ya me había tocado trabajar mucho con París y conocía a mucha gente. Son muy poco verticalistas. Y es la primera vez que un no francés ocupa esta posición”, comenta. Llegó, prácticamente, sin hablar francés. El idioma oficial de la compañía es el inglés. Y ni bien desembarcó se puso a estudiar. “Quizás todavía soy medio tímido y no me animo a responder en francés, pero entiendo”, cuenta el ejecutivo desde la oficina a dos cuadras de Lafayette, donde llega todos los días en tren. Son oficinas muy abiertas, con todos escritorios móviles.
Economista con un Master en Políticas Públicas en la UCA, con trayectoria en el sector público, pasó por Nobleza Piccardo e ingresó a Danone en 2010 para crear la posición de Asuntos Corporativos que diera servicios a más de una unidad de negocios. Después de cuatro años trabajando en la Argentina, le ofrecieron desarrollar el área como director Regional de Asuntos Corporativos, con base en México.
“En el primer año que estuve en México ya me empezaron a hablar de venir a París”, recuerda Etchebehere. Se mudó en agosto de 2016, con su mujer y sus tres hijos, de 13, 10 y cinco años. “Aprovechamos actividades o ciudades que están cerca y tratamos de ir en auto o tren algún día del fin de semana. Es una salida en familia y nos ayuda a conocer mejor”, señala.
Aprovechar la experiencia
“Nos vamos a los Estados Unidos”, le comunicó Gregorio Lascano, ahora director Global de Crisis Management en AB-InBev, a su mujer. La noticia se recibió con alegría. La compañía madre de Quilmes es una de las top-5 de consumo masivo a nivel global. Y, además, no fue casual. Su llegada a Nueva York fue resultado de una decisión consciente. En 2016, en la evaluación de desempeño, cuando le preguntaron qué puesto le gustaría ocupar que no sea el propio y disponibilidad de traslado, Lascano lo explicó. “Sentía la necesidad de tener una experiencia internacional y ya lo habíamos hablado en familia”, dice el padre de dos hijas, Joaquina y Paloma, que vive a una hora de Nueva York.
Su principal rol es asegurar en la compañía que todo el mundo tiene los recursos entrenados para enfrentar las crisis de reputación, producto o de cualquier naturaleza. A contracara de lo que cuentan otros ejecutivos que trabajan en casa matriz, en el caso de AB-InBev es un piso, con 200 personas de todas las áreas (tiene 200.000 empleados en todo el mundo). “Es un ambiente muy relajado y muy abierto. Las personas que crearon la compañía tienen oficinas abiertas, incluso Carlos Brito, el CEO global”, cuenta.
Para el ejecutivo, la curiosidad de buscar nuevas experiencias fue la clave. “Me interesa mucho la multiculturalidad. Poder conocer la cultura y acomodarme a esas cosas”, explica. De hecho, cuando le toca trabajar par a par con China o Australia, trabaja de noche. “Es muy bueno conocer otras culturas”, asegura.
Eliseo Barcas, vicepresidente de Marketing y Ventas en Tetra Pak USA, asumió la posición en 2015 pero se fue de la Argentina en 2011. Se encarga de definir las estrategias de maximización de las tendencias del mercado y del portafolio estratégico para los Estados Unidos y Canadá. Ingresó a la compañía en septiembre de 2005 como Category manager and Key Account manager Argentina y, dos años más tarde, asumió el cargo de director de Ventas Argentina. En 2012, fue designado como director de Marketing de Tetra Pak Iberia, posición que ocupó por cinco años hasta que fue nombrado en su actual puesto. Barcas es licenciado en Marketing de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) de la Argentina y posee un MBA de la Harvard Extension School.
Vive en Dallas, Texas, a la que describe como la “América profunda y el verdadero Estados Unidos”. “Son una ciudad y un estado muy amigables, con muchas cosas para hacer”, asegura. En su posición, su mayor desafío es ganar mercado. “Hoy, la participación es ínfima. Hay mucho espacio para hacer crecer la compañía. Y yo vengo de un mercado como el argentino, donde hay un alto nivel de madurez de los envases tetra”, explica.
Con más de seis años fuera del país, la experiencia internacional todavía lo seduce. Espera quedarse algunos años más, luego quizá aceptar otra expatriación y, después, volver a la Argentina como destino final. “Mi filosofía es pertenecer al lugar donde vivimos y no vivir de la añoranza”, cuenta Barcas. “Hoy, la tecnología te permite estar en cualquier lugar del mundo, en cualquier momento. Facilitó las conexiones en todo sentido”, concluye.
El caso de Rosario Astorga, HR Services director LAC de Unisys, la compañía global de tecnologías de la información especializada en proveer soluciones, fue distinto. “Me asusté cuando me propusieron la posición global”, rememora. Asegura que no era su momento: su marido, con su trabajo estable en la Argentina, y su hija todavía pequeña. Su jefe, que reside en los headquarters de los Estados Unidos, le propuso elegir: mudarse o hacerlo desde la Argentina.
La segunda alternativa la convenció. “Le propuse que proveemos un año trabajar así y veamos cómo funciona”, cuenta. Es que la empresa tiene una estrategia de descentralización, por lo que varias posiciones globales se ocupan en el país de origen del ejecutivo elegido. Por caso, el antecesor de Astorga como líder global del equipo de Recursos Humanos era de la India y su oficina estaba precisamente allí.
Fuente: apertura.com
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