A la gente no le gusta que, cuando hablo para grupos de personas en búsqueda de empleo activa, les pida que levanten la mano si fueron despedidos para luego, aplaudirlos y alentarlos. “No se debe aplaudir ese tipo de comportamiento”, señalan. Debe ser que creen que sólo los empleados irresponsables son despedidos y eso no es cierto.
Hay músculos que sólo podemos desarrollar ante la adversidad. Si tienes una vida sencilla y placentera, no lograrás fortalecerlos. Así funciona la naturaleza. Ser despedido no es motivo de vergüenza, aunque haya muchos que aún lo crean. Pueden despedirte por hacer demasiado bien tu trabajo o porque tienes mejores ideas que las de tu jefe: si tu superior cree que le haces sombra, eso es todo para ti. No tardarán en señalarte la salida más cercana.
Es algo en lo que tengo experiencia: me han despedido de algunos empleos. Eran trabajos que no me llevarían a ninguna parte y con gerentes temerosos. Eso no los convierte en malas personas, sino que, simplemente, no querían a alguien que hiciera preguntas. Quizás eran inseguros y se sentían amenazados fácilmente.
Nadie planea ser despedido. Sucede cuando uno menos lo espera. Puede que haya existido algún período en la historia en la que sólo los malos empleados eran despedidos. Aunque lo dudo mucho. Cuento con más de 30 años de experiencia y he visto muchos empleados entusiastas e inteligentes ser despedidos. En su momento, no lo notaron pero, el hecho de ser despedidos les estaba brindando invaluables lecciones de vida.
Aquí detallamos 5 lecciones de vida que sólo puedes aprender al ser despedido:
1. Aprendes que el mundo es duro y debes estar preparado para la adversidad.
2. Aprenderás lo lejos que algunas personas están dispuestas a llegar para hacer valer su autoridad.
3. Aprendes a mantener tu dignidad aún ante la situación más indignante.
4. Aprendes a levantarte, sacudir el polvo y seguir camino
5. Aprendes que puedes sobrevivir a un despido sin dejar de ser quien eres.
Ser despedido es chocante, incluso para quienes lo esperan o “lo ven venir”. Una cosa es ser desvinculado porque cierra la planta o la empresa: es triste pero no es personal. No quieren deshacerse de ti específicamente. Pero cuando es un caso único, es una expresión del sentir del jefe hacia ti, que dice: “No quiero tenerte cerca”. Es un mensaje muy duro, pero comprenderás, con el tiempo, que eres más fuerte de lo que crees y que, es probable que el despido se deba a que otras personas se sientan envidia de tu luz, tu talento.
Cuando eres despedido notas cuál lejos es capaz de llegar alguna gente con tal de evitar hablar acerca de distintos estilos de trabajo. Tu líder temeroso, claramente es uno de ellos. Se trata de gente que no puede hablar cara a cara con sus empelados acerca de la comunicación, la interacción y el manejo de conflictos. Son jefes, toman decisiones y punto. Eso es todo. Si les llevas la contra o les desagradas, harán lo imposible por “dejarte ir”.
Cuando te despiden te das cuenta que el temor al despido era peor que la experiencia en sí misma.
Recoges tus cosas y te vas. El día, la vida, continúa. Por supuesto que estarás preocupado por tus finanzas y la renta del próximo mes, pero esa preocupación es menor a la angustia que genera especular con si serás despedido o no.
Cuando te despiden enfrentas la realidad, el mejor maestro que existe. Puede que debas luchar por un puesto temporario, puede que debas servir mesas o conducir para otros con tal de ganar dinero para subsistir. Puede que debas dejar tu departamento porque no puedes pagar la renta y debas regresar a casa de tus padres por un tiempo. Todo esto favorecerá tu aprendizaje y te fortalecerá aunque no lo veas de ese modo.
La mayoría de los personajes históricos que admiramos han tenido que enfrentar adversidades; es la única forma de convertirse en héroe. Es un paso más en el camino. No es un fracaso y nada de qué avergonzarse. Aprende de esta etapa.
Hay empleos que uno jamás debería aceptar y jefes que nunca debería tener. Mientras recorremos el camino de la vida aprendemos mucho sobre nosotros mismos y nuestras necesidades.
Cuando te despiden aprendes. La lección más valiosa es que uno sobrevive a eso y más, mucho más. Ser despedido es como una quemadura: duele y arde por un tiempo, pero aprenderás a poner atención para no volver a quemarte.
Fuente: Forbes – Liz Ryan
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