Cuando se trata de entrevistas de trabajo, el consejo más común es ser completamente honesto. Se nos dice que no debemos mentir sobre nuestro currículum, nuestras habilidades o nuestras expectativas. Sin embargo, en un mercado laboral competitivo y desafiante, la verdad absoluta puede no ser siempre la mejor estrategia.
Existen ciertos temas en los que, lejos de perjudicarte, un enfoque más flexible o estratégico puede ayudarte a conseguir el empleo que deseas. No se trata de inventar logros o competencias, sino de saber comunicar lo que es relevante para el puesto, destacando tus fortalezas y manejando con cuidado aquellos aspectos que podrían ser malinterpretados.
A continuación, exploramos tres áreas donde “suavizar” la verdad no solo es aceptable, sino que puede marcar una diferencia positiva.
1. Vacíos en el historial laboral
Las pausas laborales son cada vez más comunes y tienen múltiples causas legítimas: viajes, estudios, proyectos personales, responsabilidades familiares o incluso momentos de reflexión para replantear la trayectoria profesional. A pesar de esto, algunos empleadores siguen viendo estos períodos sin empleo con recelo, asociándolos con falta de compromiso o desactualización.
Por ello, es válido reformular estos vacíos de manera proactiva. En lugar de enfocarte en la inactividad, destaca lo que hiciste durante ese tiempo: cursos, trabajos freelance, voluntariado o cualquier experiencia que haya aportado a tu desarrollo. Presentar estos períodos como etapas de crecimiento personal y profesional puede transformar un aparente punto débil en un diferenciador valioso.
Lo clave es conectar esas experiencias con las competencias que requiere el puesto, demostrando que estás preparado, enfocado y motivado para asumir nuevos desafíos.
2. Debilidades personales o profesionales
Responder a la clásica pregunta “¿Cuál es tu mayor debilidad?” puede generar incomodidad. Y aunque la transparencia es importante, este es uno de los momentos en los que conviene manejar el discurso con estrategia.
Una técnica útil es el método 10:90: dedicar solo un 10% de tu respuesta a describir la debilidad, y un 90% a explicar cómo la estás abordando. No se trata de ocultar tus áreas de mejora, sino de demostrar que eres una persona reflexiva, consciente de sus desafíos y comprometida con su desarrollo.
Por ejemplo, en lugar de decir simplemente “me cuesta cumplir plazos”, puedes explicar que tiendes a asumir muchas tareas al mismo tiempo, pero estás mejorando tu planificación mediante herramientas de gestión y priorización. Esta respuesta muestra evolución y enfoque en la mejora continua.
3. Metas profesionales a largo plazo
Muchos candidatos aceptan empleos como una solución temporal o mientras desarrollan otros proyectos. Esta es una realidad válida, pero no siempre es conveniente compartirla durante una entrevista.
Las empresas buscan personas que proyecten compromiso. Si mencionas que el puesto no es más que un paso intermedio, podrías quedar descartado frente a otro candidato que demuestre mayor alineación con los objetivos del cargo. Por eso, aunque tu objetivo personal sea distinto, es recomendable enfocarte en lo que el puesto te permitirá aprender y cómo puedes aportar valor en el presente.
En lugar de hablar sobre planes personales que podrían desconectarte del rol, enfoca tu respuesta en los aspectos que te motivan: la cultura de la empresa, las oportunidades de crecimiento, o las habilidades que deseas desarrollar.
Conclusión: La honestidad también puede ser estratégica
Mentir de forma descarada nunca es una buena idea en un proceso de selección. Pero comunicar con intención, reenfocar debilidades y presentar tu historia profesional con inteligencia es parte del juego. Se trata de mostrar la mejor versión de ti mismo sin comprometer tu integridad, pero sin necesidad de sobreexponer aspectos que podrían ser malinterpretados.
En un mercado laboral competitivo, la honestidad estratégica es una habilidad más. Saber cómo contar tu historia profesional puede ser tan importante como las habilidades técnicas que llevas en tu currículum.
Antes de tu próxima entrevista, dedica tiempo a reflexionar sobre tu historia profesional: identifica tus fortalezas, reconoce tus áreas de mejora y piensa cómo puedes presentar cada parte de tu trayectoria con intención y enfoque estratégico. Recuerda que una entrevista no es un interrogatorio, sino una oportunidad para conectar tu experiencia con las necesidades del puesto.
No se trata de fingir ser alguien que no eres, sino de contar tu historia de forma que resalte tu potencial. Prepararte para comunicarte con claridad, confianza y criterio puede ser la clave que te abra la puerta hacia ese trabajo que estás buscando.