Estos consejos te llevarán a cambios substanciales en tu estilo comunicativo, enriqueciendo tu presencia en tu próxima entrevista.
El término “aptitud emocional” ha estado circulando por un tiempo, pero ¿qué sucedería si aplicáramos este enfoque a nuestras habilidades de comunicación y oratoria?
Con demasiada frecuencia, observamos un video, leemos un libro o asistimos a un entrenamiento sobre comunicación y pensamos: “¡Estos son excelentes consejos! ¡Debería hacer eso!” y luego, nunca lo hacemos. ¿Cómo podemos abordar algo que hemos aprendido y realmente aplicarlo a nuestra rutina diaria?
Estas son las formas más efectivas de desarrollar tus habilidades y mantener una rutina óptima de “aptitud comunicativa”.
1. Presta atención a tu respiración mientras hablas
La mayoría de las personas comienzan a hablar sin percatarse de cómo están respirando. La forma en que respiras es tan importante como lo que dices.
Por eso es vital la respiración diafragmática. Cuando respiramos de esta manera, no solo ayuda a relajar la tensión, los nervios y la ansiedad, sino que también contribuye a eliminar las palabras vacías.
Este tipo de respiración también se conoce como respiración abdominal. Aunque hay muchos recursos visuales que muestran cómo hacerlo, es importante destacar que esta es la forma “natural” de respirar. Durante la noche, cuando dormimos y estamos relajados, ¿qué es lo que sube y baja? No es el pecho, sino el abdomen. Sin embargo, debido a situaciones estresantes, comenzamos a respirar desde el pecho, lo que nos induce al pánico.
Al adquirir el hábito de respirar de manera natural, no solo comenzarás a manejar tus nervios, sino que también notarás que empiezas a eliminar algunas de tus palabras vacías (como “eh”, “ah”, “como” y “entonces”). La aparición de estas palabras suele indicar que deberías tomar otra respiración, y cuando no te das el tiempo para hacerlo, no solo estás menos relajado, sino que también menos comprendido.
Otro beneficio de la respiración diafragmática es que te ayuda a presentar tus ideas. A menudo, tendemos a presentar demasiadas ideas en una sola respiración, lo que resulta difícil de digerir para nuestra audiencia. Cuando empleamos nuestra respiración, presentamos nuestras ideas en segmentos que nuestra audiencia será más propensa a recordar.
Puedes practicar esta habilidad diariamente, ya sea en una reunión, al presentar, o incluso al hablar con tu familia. Cuanto más la utilices, se convertirá en un hábito y en un músculo fuerte que te ayudará cuando estés bajo presión.
2. Practica tus gestos
Gesticular es importante y añade otra dimensión a tu comunicación. Hay personas que gesticulan demasiado, o no gesticulan en absoluto, o simplemente no saben cómo hacerlo.
Una de las mejores formas de aprender a gesticular auténticamente es observarte a ti mismo. Puedes grabar tus reuniones y revisarlas después. También puedes observarte durante las videollamadas. En persona, comienza a notar cuándo y cómo mueves tu cuerpo y tus manos: ¿estabas relajado? ¿Estabas contando una historia? ¿Estabas describiendo algo?
Una vez que identifiques cómo gesticulas naturalmente, puedes incorporarlo en tus presentaciones y reuniones.
La energía siempre busca salir de tu cuerpo. Cuando no la canalizas a través de tus gestos mientras hablas, encontrará una salida de alguna otra manera, ya sea moviendo tu cuerpo de lado a lado, balanceándote en tu silla, moviendo demasiado la cabeza o jugando con joyas o cabello, etc. Al permitirte gesticular auténticamente, tu comunicación será más atractiva y otros hábitos de autocalma comenzarán a disminuir.
3. Tómate un momento antes de comenzar o responder
Te llaman por tu nombre. Te hacen una pregunta. Subes al podio. Comienzas a hablar de inmediato sin siquiera considerar a la audiencia. Este es un error común. La mayoría de las personas no se toman un momento para realmente “tomar en cuenta” nuestro entorno. Nos adelantamos antes de estar listos.
Es importante darte un momento para considerar a tu audiencia o evaluar una pregunta o respuesta. Si respondes demasiado rápido, a menudo puedes adelantarte a tus pensamientos y preguntarte cuál fue la pregunta o comenzar la presentación dejando a tu audiencia aislada porque no los has visto.
Cuando te tomas un momento para respirar (idealmente diafragmáticamente) y te tomas un momento, tendrás más éxito en tus respuestas y presentaciones.
Cuando aprendas habilidades de comunicación, es importante practicarlas diariamente, no solo cuando las circunstancias sean críticas. Practica con colegas, familiares o incluso en un breve intercambio con un extraño. Al respirar, gesticular y tomarte un momento diariamente, lograrás cambios significativos en tu forma de comunicarte y mejorarás tu presencia como líder.